Síntomas digestivos que deben valorarse con precisión
Los síntomas digestivos pueden deberse a múltiples causas y, en muchos casos, requieren una evaluación especializada para descartar patologías importantes y definir un tratamiento adecuado.
El esófago es el segmento inicial del tubo digestivo y se encarga de transportar los alimentos y las bebidas desde la boca hasta el estómago. Con unos 35-40 cms de longitud esta limitado por unas válvulas o esfínteres, el superior o glotis i el inferior o cardias, que permiten el paso de los alimentos hacia el estómago y evitan que estos retornen a la boca.
Así mismo, el esófago se mueve de forma controlada o peristáltica enviando los alimentos y bebidas en dirección al estómago, evitando así que estos vuelvan a la boca (regurgitación), o bien que se queden parados en el esófago dificultando su deglución (disfagia).
Las alteraciones motoras del esófago son poco frecuentes y de causa muy desconocida:
La Acalasia se manifiesta con una dificultad por el paso de los alimentos y de las bebidas hacia el estómago por una falta de movimientos peristálticos y un esfínter esofágico inferior cerrado.
Los pacientes con Espasmo esofágico difuso presentan también dificultad para la deglución y dolor torácico, que puede ser similar al de la angina de pecho y/o al del infarto de miocardio, y que es debido a unos movimientos del esófago no coordinados o peristálticos y, muy a menudo, exagerados en forma de espasmos.
El diagnóstico de estos trastornos esofágicos se realiza mediante:
• La Endoscopia digestiva alta pues permite descartar otros tipos de patología que pueden dificultar el paso de los alimentos como la Esofagitis por reflujo gastroesofágico, las estenosis esofágicas o el cáncer de esófago.
• La Manometría esofágica es la prueba diagnóstica más útil en estos casos pues mide los movimientos del esófago con una sonda muy delgada que pasa por la nariz hasta el esófago.
• El transito esofágico con papilla de bario es la prueba que complementa la endoscopia y la manometría para establecer el diagnóstico de estos pacientes.
El tratamiento de estos trastornos de la motilidad esofágica va dirigida a conseguir una deglución más o menos normal:
El tratamiento médico se realiza mediante nitritos o antagonistas de calcio los cuales actúan disminuyendo la presión del esfínter esofágico inferior consiguiendo que este se abra y permita el paso de los alimentos hacia el estómago. Es el tratamiento de elección para el Espasmo esofágico.
En la Acalasia su efecto es transitorio y a menudo, parcial.
Las dilataciones o la inyección de toxina botulínica por vía endoscópica tienen una buena eficacia pero su efecto no suele durar más de 6 meses.
En cambio, la cirugía por vía laparoscópica (esfinterotomia tipo Heller con fundoplicatura anti-reflujo) es la técnica de elección para el tratamiento de la acalasia.
La mayoría de pacientes define la pirosis como la sensación de ardor a nivel de la parte superior del abdomen y la parte media del tórax. Habitualmente la pirosis es un síntoma esofágico en relación al contacto de su mucosa con el ácido clorhídrico que refluye desde el estómago.
Su causa más frecuente es la Hernia de Hiato con Reflujo gastroesofágico:
Al herniarse se altera la anatomía del esfínter esofágico interior o cardias, se pierde parte de su función de válvula favoreciendo el paso del ácido gástrico al esófago.
La consecuencia de este reflujo gastroesofágico suele ser la esofagitis o inflamación de la mucosa del esófago. Si este reflujo es crónico, el esófago puede responder cicatrizando y disminuyendo su calibre en forma de estenosis esofágica péptica, la cual se manifiesta con una dificultad para tragar los alimentos o disfagia
Las pruebas diagnósticas utilizadas en estos pacientes son:
- Manometría esofágica: mide los movimientos del esófago y la fuerza o presión del esfínter esofágico inferior o cardias.
- pHmetría esofágica de 24 horas: mediante una sonda de pH situada unos centímetros por encima del cardias, nos permite evaluar la cantidad y la duración de reflujo ácido durante un día.
- Endoscopia digestiva alta o esofagogastroduodenoscopia: es la prueba de elección para diagnosticar el grado de lesión esofágica secundaria al reflujo ácido o esofagitis y descartar la presencia de Hernia de Hiato o estenosis esofágica péptica (permitiendo su dilatación si se precisa).
La dispepsia define todo un grupo de síntomas que muchos de los pacientes que acuden a nuestra consulta refieren como:
- Dolor de estómago
- Náuseas y/o vómitos
- Pesadez después de las comidas
- Saciedad precoz
- Eructos
Cuando estos síntomas son ocasionales se pueden relacionar con comidas copiosas o a la ingesta de determinados alimentos y/o de alcohol.
Cuando la dispepsia es habitual se requiere a menudo de la práctica de una endoscopia digestiva para descartar una úlcera duodenal o gástrica y/o la presencia de la infección gástrica por una bacteria, el Helicobater Pylori, que se ha demostrado ser la causa de la mayoría de estas úlceras.
El cáncer gástrico también produce dispepsia y por lo tanto, en pacientes mayores de 45 años que manifiestan síntomas dispépticos de forma reciente, la realización de una endoscopia digestiva alta es prácticamente obligatoria.
De todos modos, en casi la mitad de casos las pruebas diagnósticas realizadas son normales, siendo entonces la dispepsia del tipo funcional (en relación a un mal funcionamiento o vaciado del estómago o a una alteración de la sensibilidad gástrica). Se debe tener en cuenta en estos casos el tipo de dieta y/o las situaciones de estrés o ansiedad del paciente como causa más probable.
La ulceración de la mucosa del estómago o del duodeno es de las patologías más a descartar cuando un paciente presenta:
- Dolor de estómago o en la parte superior del abdomen, predominantemente en ayunas, aunque también nocturno, y que calma con la ingesta (la llamada “hambre dolorosa”)
- Náuseas y/o vómitos después de las comidas.
- Ardor y eructos.
- Pesadez y saciedad después de las comidas.
Más raramente la úlcera gastroduodenal puede debutar como:
Hemorragia digestiva alta en forma de deposiciones negras como el alquitrán o “melenas”
Perforación gástrica o duodenal en forma de abdomen agudo o quirúrgico.
Estenosis pilórica u obstrucción de la salida de la comida hacia el duodeno por la cicatrización de repetidas úlceras a nivel pilórico.
El diagnóstico de la úlcera gastroduodenal se realiza por endoscopia alta o esofagogastroduodenoscopia. Siempre se debe obtener biopsias para el estudio del Helicobater Pylori y en caso de úlcera gástrica, para descartar su transformación de cáncer gástrico.
Desde el descubrimiento de la bacteria Helicobacter Pylori como causa de la mayoría de úlceras gástricas y duodenales, su tratamiento ha cambiado radicalmente. Si hasta hace unos años la mayoría de pacientes ulcerosos requerían cirugía, actualmente el tratamiento antibiótico contra el Helicobacter es curativo, evitando la recidiva de la úlcera.
En otras ocasiones, la úlcera gastroduodenal puede ser secundaria al tratamiento con antiinflamatorios o aspirina. Por tanto, en aquellos paciente que requieran uno de estos tratamientos de forma más o menos prolongada es necesario asociarle un fármaco tipo “protector” gástrico de forma concomitante.
El descubrimiento de la presencia de una bacteria con forma helicoidal en la mucosa gástrica, predominantemente cerca de la salida del estómago o píloro (de aquí su nombre Helicobacter Pylori), ha supuesto un cambio muy importante en el enfoque del tratamiento de la úlcera gástrica y duodenal.
Su transmisión es normalmente de persona a persona y por tanto es frecuente la existencia de varios afectados en una misma familia.
Aunque es muy frecuente en la población general (aproximadamente el 40% de la población de Cataluña tiene colonización gástrica por H. Pylori), la gran mayoría no sufre síntomas relacionados con esta infección.
En cambio, en aquellos pacientes con úlcera duodenal o gástrica, el Helicobacter Pylori está presente en el 95 y el 75% de los casos respectivamente. Ellos serán los grandes beneficiados del tratamiento antibiótico para erradicar esta bacteria, cuando la úlcera y evitando así que esta recidive.
De forma más ocasional se ha relacionado al H. Pylori con la dispepsia no ulcerosa o funcional y con determinados casos de cáncer de estómago y de Linfoma gástrico tipo MALT.
El diagnóstico de infección por Helicobacter Pylori se realiza mediante la endoscopia gástrica con la obtención de biopsias y se trata con una combinación de antibióticos específicos para este tipo de bacteria.
La enfermedad celíaca se produce por la intolerancia al gluten que ingerimos diariamente con nuestra dieta (trigo, avena, centeno y cebada). El intestino delgado de los pacientes celíacos presentan una reacción inmunológica alterada en respuesta a las proteínas del gluten que provoca la destrucción o atrofia parcial o total de sus vellosidades intestinales.
No es una enfermedad demasiado frecuente pero puede llegar a afectar entre el 1 al 2% de nuestra población.
Los síntomas que manifiestan los celíacos son de tipo digestivo como:
- Diarrea
- Dolor abdominal
- Distensión abdominal
- Flatulencia
- Intolerancia a la Lactosa
O bien, síntomas en relación a la mala absorción de los nutrientes:
- Anemia por déficit de hierro, Vitamina B12 o Ácido Fólico
- Osteoporosis por déficit de Vitamina D o Calcio
- Infertilidad
- Depresión
- Dermatitis herpetiforme
Ante la sospecha de celiaquía solo hace falta un estudio analítico (estudio serológico típico para esta enfermedad). La confirmación del diagnóstico se realiza mediante la obtención de biopsias intestinales por vía endoscópica y su estudio anatomopatológico.
Una vez establecido el diagnóstico, el tratamiento se fundamenta en una dieta sin gluten durante toda la vida. Por tanto, según la edad en que se establezca el diagnóstico, el cambio en los hábitos dietéticos y culinarios de los pacientes serán más o menos “radicales”.
El estreñimiento es una de las patologías más frecuentes en nuestra cultura, sobre todo entre las mujeres y, aunque habitualmente no es grave, si es crónico y afecta a la calidad de vida de las personas que lo sufren.
En los casos donde el estreñimiento aparece de forma reciente, se deberá descartar causas relacionadas con medicamentos, cambios en el estilo de vida o de la dieta y alteraciones del funcionamiento del colon o de la sensibilidad rectal.
La realización de una colonoscopia total nos descartará la existencia de patología orgánica de tipo diverticulosis de sigma, pólipos o cáncer de colon.
La práctica de una Manometría Ano rectal nos permitirá el estudio del funcionamiento y de la sensibilidad a nivel rectal y en muchos casos, la realización de tratamiento de rehabilitación esfinteriana mediante técnicas de Biofeedback ano rectal.
El tratamiento del estreñimiento se fundamenta habitualmente en cambios dietéticos, el aumento del ejercicio físico y la utilización de medicamentos que regulen y mejoren los movimientos intestinales.
Siendo uno de los motivos de consulta más frecuente, la diarrea es considerada como un aumento significativo del número de deposiciones o bien como un cambio de su consistencia a forma líquida.
La diarrea aguda es aquella que se presenta de golpe en un paciente que habitualmente tiene deposiciones normales y que a menudo se acompaña de sintomatología tipo:
- Dolor abdominal tipo cólico o “retortijones”
- Malestar general y dolores musculares
- Fiebre, náuseas y/o vómitos.
Su causa normalmente es infecciosa (vírica o bacteriana) , si el tiempo de incubación es corto (entre 2 y 48 horas) y habitualmente afecta a varios miembros de la misma familia en el contexto de una gastroenteritis aguda.
En ocasiones la diarrea puede ser secundaria a tratamientos con fármacos, sobre todo a antibióticos que alteran la flora intestinal normal o a aquellos que comprometan el movimiento intestinal normal.
La mayoría de casos de diarrea aguda son autolimitados, duran menos de una semana y se curan solos. Aún así, se requerirá atención médica en aquellos casos que se acompañen de fiebre, sangre en heces o signos de deshidratación.
La diarrea crónica es aquella que dura más de tres semanas y sus causas más frecuentes son:
- Síndrome del intestino o colon irritable
- Intolerancia a la Lactosa
- Enfermedades que comporten malabsorción intestinal como la Celiaquía.
- Enfermedad Inflamatoria Intestinal: Enfermedad de Crohn y Colitis Ulcerosa.
- Infecciones intestinales por parásitos.
- Cáncer de colon
En la mayoría de estos casos se requerirá la realización de una colonoscopia total con la obtención de biopsias para establecer el diagnóstico correcto.
El tratamiento dependerá del diagnóstico y será diferente según la causa.
La acumulación de gases en el tubo digestivo representa una de las consultas más frecuentes en nuestra especialidad y la sintomatología que más a menudo producen estos gases son:
- Sensación de distensión o hinchazón abdominal.
- Dolor abdominal
- Eructos
- Ventosidades o flatulencia
Todos tenemos eructos y/o flatulencias durante el día pero el problema es si estos son excesivos.
Las causas principales de la acumulación excesiva de gases son:
- Aerofagia (tragar aire) con la comida y la bebida, a menudo demasiado rápido, el hablar y respirar y, sobretodo, en relación a situaciones de ansiedad o nervios. Fumar, masticar chicles o comer caramelos también aumenta la cantidad de aerofagia.
- Comidas flatulentas como la col, coliflor, espinacas, acelgas, brócoli, judías o garbanzos.
- Bebidas gaseosas: coca cola, cava, cerveza, agua mineral con gas.
- Mala absorción intestinal de determinados azúcares como la Lactosa, el Sorbitol o la Fructosa.
- Enfermedades del intestino delgado que producen malabsorción como la celiaquía.
- Excesiva producción de ácido gástrico
- Alteraciones de la flora intestinal secundaria a infecciones o a tratamientos antibióticos.
- Alteraciones del ritmo o movimiento intestinal como el estreñimiento provocan que sea más difícil la expulsión fisiológica o normal de los gases que todos producimos.
Debemos pues indicar un tratamiento dietético y/o con reguladores de la secreción gástrica o del tránsito intestinal y, ocasionalmente, ansiolíticos para mejorar esta sintomatología tan frecuente.
Los divertículos son pequeñas herniaciones de la pared del colon (predominantemente a nivel del sigma), a causa del aumento de la presión y/o de la debilidad de la pared del mismo colon.
Son un hallazgo frecuente en pacientes de más de 55 años y normalmente son asintomáticos.
Cuando hay muchos suelen dar lugar a dolor abdominal tipo espástico y en algunos casos, pueden inflamarse y requerir tratamiento hospitalario con antibióticos y dieta absoluta.
Si estos episodios de Diverticulitis Aguda son recurrentes o bien se complican en forma perforación, hemorragia o absceso, el tratamiento quirúrgico es el de elección.
Una buena dieta mediterránea rica en fibra y tratamientos preventivos con antibióticos específicos pueden evitar el tener divertículos o en caso, su inflamación.
Los pólipos son unas protuberancias de la pared del colon que, aun siendo benignas en la gran mayoría de casos, sin una detección precoz y su extracción mediante polipectomía endoscópica, suelen ser el principio del cáncer de colon.
La mayoría de pólipos no dan ningún tipo de síntoma a excepción de cuando son suficientemente grandes como para obstruir el paso del colon produciendo dolor abdominal, estreñimiento o diarrea, y como para sangrar en forma de rectorragias (sangre en heces).
Se ha demostrado una predisposición genética o familiar en la aparición de pólipos de colon y por tanto se aconseja la práctica de colonoscopias periódicas en estos pacientes a los que se les ha detectado y extraído pólipos en endoscopias previas y a sus familiares.
Los pólipos que detectamos y extirpamos durante las colonoscopias son habitualmente benignos y de tipo adenoma (tubular y/o velloso). Son benignos sí, pero tienen capacidad de degeneración alta y acostumbran a ser precursores de cáncer de colon.
De aquí la importancia de su detección y extracción precoz mediante colonoscopia con polipectomía. Extraído el pólipo, acabado el problema.
Siendo uno de los motivos más frecuente en nuestra especialidad, el Síndrome del intestino o del colon irritable puede afectar claramente la calidad de vida del paciente impidiendo que este pueda realizar una vida social o laboral normal (ir al cine o al teatro, ir a cenar a un restaurante, viajar por ocio o trabajo, etc….).
Se trata de un trastorno de tipo funcional, es decir, del movimiento y de la sensibilidad intestinal, y su sintomatología más habitual es:
- Dolor abdominal
- Distensión abdominal
- Cambios del ritmo deposicional: diarrea o estreñimiento o bien alternando diarrea y estreñimiento
- Sensación de evacuación incompleta
- Sensación de evacuación inminente (Tenesmo rectal)
Normalmente se relaciona con situaciones de estrés, tanto personal como laboral, pero también puede ser causado por infecciones (Gastroenteritis aguda) o por excesos dietéticos.
Aunque el especialista tenga una clara sospecha diagnóstica de Colon irritable, el diagnóstico se realizará siempre después de descartar cualquier otra causa orgánica (por ejemplo: colitis ulcerosa, enfermedad de Crohn, celiaquía, cáncer de colon…).
Por tanto, la práctica de una Colonoscopia total es a menudo necesaria para descartar otras patologías y a la vez, actúa tranquilizando al paciente de forma significativa.
El tratamiento de los pacientes con Síndrome de colon irritable se inicia explicando bien al paciente lo que le pasa y descartando otras patologías más graves mediante las pruebas diagnósticas oportunas. Así mismo se deberá recetar medicamentos que actúen sobre el ritmo y la flora intestinal como reguladores del tránsito intestinal y probióticos y medicamentos que actúen sobre la sensibilidad intestinal aumentada, muy a menudo relacionada con el estrés o la ansiedad.